Setenta días para ajustar la campaña

Daniel Scioli confía en ampliar la base de apoyos entre los independientes, reagrupar fuerzas en territorio bonaerense y captar los votos peronistas fugados en la amplia oferta de las PASO. Mauricio Macri macera la idea de que el primer test electoral fue sólo eso, un escenario de ensayo que terminará de configurar otro en octubre: la segunda vuelta electoral. Y Sergio Massa confía en haber roto el escenario de polarización. A 70 días de las elecciones presidenciales de octubre, los tres candidatos más votados en las Primarias del domingo pasado comenzaron a articular el recorrido de la segunda etapa que, sin dudas, arrancó signada por el impacto de las inundaciones en la provincia de Buenos Aires y otros puntos del interior del país. La lectura quirúrgica de los resultados del 9 de agosto moderará los movimientos, virajes discursivos y alianzas tácticas de las próximas semanas.

La invención
Fortalecer el pago chico, replicar la experiencia exitosa del ‘caso Santa Fe’ y ajustar el discurso de campaña. Esa triple meta sintetiza los desafíos de Scioli para afianzar su performance en las PASO, aumentar en al menos siete puntos la cosecha del 38,41%, e intentar hacer realidad su sueño de llegar a la Presidencia. Las derivaciones de la emergencia por las inundaciones configuraron en la última semana un cuarto factor -coyuntural, pero de final abierto en términos de efecto electoral- que el gobernador y candidato del FPV intentó moderar a su favor con un regreso repentino del exterior y la presencia activa en los epicentros del drama.

El plan del sciolismo proyecta una segunda etapa de comunicación electoral dirigida a la figura siempre difusa del votante independiente y/o indeciso. El mensaje, se descuenta, mutará hacia la retórica propositiva. Y los márgenes de la reivindicación kirchnerista se volverán un poco más difusos.

Ordenar la casa
El primer gran objetivo es aglutinar fuerzas en la provincia de Buenos Aires, principal distrito electoral del país. Y territorio de la batalla cuerpo a cuerpo que aspiran a dar el frente Cambiemos, liderado por Macri, y el massismo.

El sciolismo se impuso la tarea de superar con holgura los 40 puntos en la provincia. Para llegar a ese objetivo, confía primero en revertir -al menos en parte- el denominado ‘voto castigo’ de los distritos agropecuarios. Un paquete de medidas de gobierno para contener a los sectores del campo se perfila como la primera respuesta. Sucede que, de los 63 partidos en los que Cambiemos logró sortear las PASO como la fuerza más votada en la categoría Presidente, más de una treintena forma parte de ese universo.

La dinámica del Conurbano impone una lógica propia. La tracción de los intendentes es una de las llaves para llegar al objetivo de mínima de sumar cinco puntos al 39,49 % que el FPV sumó el domingo pasado en territorio bonaerense (ver aparte). El FPV confía en obturar las aspiraciones opositoras, una tesis que se apoya en la convicción de que María Eugenia Vidal alcanzó su techo -fue la candidata a gobernadora más votada con el 31,9%- y le faltaron unos 100 mil votos para repetir la sumatoria de Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió en la disputa nacional. «Perdió en su zona personal de influencia, en el partido de Morón. El fenómeno se agota en la figura de Macri, es un ‘apósito’ del líder del PRO», argumentan en el laboratorio del PJ.

El PJ y la esperiencia Santa Fe
Los resultados de Santa Fe configuraron una suerte de ‘modelo electoral’. El oficialismo cosechó casi el 33% de los votos y quedó como primera fuerza en un distrito que, hasta hace apenas unos meses, se contabilizaba -junto a Córdoba, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires- en el núcleo de los adversos, aquellos que concentran el electorado más crítico de la gestión kirchnerista. La figura de Omar Perotti -logró el 34,30% como primer candidato a senador y aventajó por más de 100 mil votos a Carlos Reutemann, por Cambiemos- sintetiza un experimento exitoso para el PJ. Sus claves son el reagrupamiento de todos los sectores partidarios detrás de un dirigente ‘nuevo’ y una campaña tradicional que hizo pivote en el exhaustivo recorrido del territorio provincial.