San Martín le ganó a San Lorenzo

Hay discusiones en el mundo de la pelota que parecen no tener fin. Y de tan absurdas se vuelven obsoletas. Aquello de jugar lindo o hacerlo bien, por ejemplo, no tiene demasiado sentido: allí entra la subjetividad. En medio de esas cuestiones está parado el San Lorenzo de Edgardo Bauza , un DT cuestionado por planteos que no tienen vínculo con la estética del juego y señalado por reconocer que no lo preocupa la belleza en el fútbol. Esta noche su equipo cayó con San Martín de San Juan 2-1, y quedó en el medio de una dilema mayúsculo: fue todo lo arriesgado que le pedían y aun así no logró imponer sus condiciones. Y tampoco pudo sumarse a Central en el escalón más alto del torneo .

En medio de tanta controversia, el encuentro terminó por darle la derecha a Bauza. No siempre lo lindo va de la mano de lo efectivo. Es que el Ciclón fue mucho más que su rival, pero eso no le alcanzó para ponerlo de rodillas. Es más, esa postura conservadora que tanto se asocia al conjunto del Bajo Flores es la que empleó el equipo sanjuanino, y con la que se puso en ventaja y después le dio los tres puntos: apenas un puñado de llegadas y dos goles. En la primera etapa, un par de intentos le alcanzaron para romper la defensa de San Lorenzo, que en uno de ellos no pudo controlar a Carlos Bueno que cabeceó al gol.

Y resulta tan extraña toda esta historia que en el repaso de las ocasiones que generó el conjunto de Boedo aparecen, en la etapa inicial, diez chances de gol concretas, tres de ellas con remates en los postes. Toda la ambición que mostró el Ciclón no pudo ser capitalizada ni por Matos, ni Romagnoli, ni Cauteruccio, ni Blanco ni Barrientos. La impotencia se multiplicó, porque algunas chances se desperdiciaron por falta de pericia de los delanteros y otras por la muy buena noche del arquero de San Martín, Luis Ardente .

El Ciclón llegó a equiparar la historia por la ruta menos lucida, por una jugada que está más asociada a la fórmula Bauza: la pelota parada. Sí, así de curioso, porque intentó por abajo y con juego asociado y no logró nada. Sin embargo, un centro de Sebastián Blanco y la cabeza de Mauro Cetto le dieron una cuota de ilusión… que se diluyó tan velozmente que lo llenó de interrogantes.

Apenas un minuto después y en un contraataque todo volvió a convertirse en una tortura: el equipo de Boedo necesitó 14 situaciones de gol para poder marcar uno, mientras que a San Martín le alcanzó con dos chances para desnudar las enormes dificultades defensivas que tiene la estructura que armó Bauza. En uno de esos desbalances, Iberbia terminó estrellando un cabezazo en el palo y en el segundo desacople, Figueroa envió al fondo de la red un contraataque perfecto.

Resultó inevitable que la gente de San Lorenzo se mostrase molesta, porque no encuentra el rumbo. Mostrarse cauteloso le venía dando réditos, pero una vez que propuso ofensivamente quedó expuesto y todo terminó mal. El dilema seguirá: la prueba no lo dejó subirse a la punta del torneo y llenó otra vez de murmullos al Nuevo Gasómetro.