Alemania anuncia que recibirá a 500 mil refugiados

Angela Merkel abrió las puertas de Alemania al número récord de 500.000 refugiados al año y sigue decidida a hacer valer su peso político en apoyo del plan de la Comisión Europea, que prevé cuotas obligatorias para el reparto de inmigrantes entre los países miembros y multas, aunque ligeras, para quien no lo acepte.

El paquete, examinado durante tres horas por el colegio de comisarios, no sufrió modificaciones sustanciales, si bien no faltaron las previsibles distinciones de los comisario procedentes de los países que se oponen al mecanismo de reparto obligatorio.

Inmediatamente después, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, presentará el plan al Parlamento Europeo, reunido en plenaria en Estrasburgo, donde euroescépticos y populistas, como Nigel Farage o Marine Le Pen, se preparan a duras intervenciones.

En tanto, Alemania sigue tejiendo su tela diplomática en ayuda del amigo Juncker. «Estamos todavía lejos de las cuotas vinculantes», admitió Merkel durante su encuentro con el premier sueco, Stefen Loefven, que como ella trabaja en favor de la iniciativa de Bruselas.

En el pasado todos los intentos de derrotar a los ‘halcones’ fracasaron. Y en este caso también el camino se presenta cuesta arriba, con los países del Este y un par de Bálticos decididos a mantener la línea dura.

Si Berlín, por boca del vicecanciller Sigmar Gabril, anunció la acogida de 500.000 al año, Madrid se dijo dispuesta a acoger los 14.931 refugiados que Bruselas quiere asignarle y París ya destinó 10 millones de euros de fondos de emergencia.

El premier húngaro, Viktor Orban, en cambio, contrató a nuevos obreros para acabar lo antes posible el muro anti-inmigrantes en la frontera con Serbia.

Los primeros ministros de la República Checa, Bohuslav Sobotka, y de Eslovaquia, Robert Fico, mantienen la misma línea que el líder magiar. Para ellos, «cualquier sistema de cuotas obligatorias sería inaceptable», como escribieron en un comunicado conjunto el pasado viernes.

Del grupo de los cuatro de Visegrad, Polonia en cambio parece suavizar en cambio su posición: el premier Ewa Kopacz explicó que su país puede acoger más de 2.000 refugiados pero bajo ciertas condiciones, entre ellas la de poder verificar que los solicitantes de asilo sean efectivamente en fuga de la guerra.

Contrarios a las cuotas son también Gran Bretaña y Dinamarca, que de todos modos se benefician de cláusulas de exclusión.

Copenhague llegó incluso a pagar para difundir un mensaje en los principales diarios libaneses: «No vengan a nuestro país porque hemos reducido de la mitad las ayudas a los refugiados».