La caída del avión: ¿Fue un atentado?

La rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) aseguró haber derribado la nave rusa que se estrelló hoy en la península del Sinaí, en Egipto, con 224 personas a bordo, algo que Moscú negó tajantemente.

La rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) aseguró haber derribado el avión ruso que se estrelló hoy en la península del Sinaí, en Egipto, con 224 personas a bordo, algo que Moscú negó tajantemente.

«Los soldados del Califato lograron derribar un avión ruso en el Sinaí con más de 200 cruzados rusos a bordo», según el comunicado del grupo extremista, que opera principalmente en Irak y Siria, pero también tiene una filial en Egipto, Wilayat Sina, antes conocida como Ansar Beit al Maqdis.

En un comunicado difundido en las redes sociales, pero cuya autenticidad no ha podido ser confirmada, la agrupación enfatizó «que sepan los rusos y sus aliados que no hay seguridad para ellos en la tierra de los musulmanes ni en sus espacios aéreos».

«Mueren decenas de personas en el territorio de Shams (Medio Oriente) por los bombardeos de sus aviones y, al igual que matan, serán matados», concluyó el comunicado.
Sin embargo, el Ministerio de Transporte ruso calificó de «no verídicas» algunas informaciones que apuntaron que el avión ruso que se estrelló en Egipto fuera objeto de un atentado terrorista.

«En algunos medios de comunicación han aparecido informaciones acerca de que el avión de pasajeros ruso que volaba de Sharm el Sheij a San Petersburgo fue alcanzado por un misil lanzado por terroristas. Esta información no puede considerarse verídica», señaló el ministro de Transporte, Maxim Sokolov.

Agregó que las autoridades rusas están en estrecho contacto con sus colegas egipcios y que «en estos momentos no tienen ninguna información que confirme esas fantasías».

El avión, un Airbus A320 perteneciente a la compañía rusa MetroJet, se estrelló unos 23 minutos después de despegar, con 217 pasajeros y 7 miembros de la tripulación, de nacionalidad rusa.

El hecho se produce en medio de una campaña militar rusa en Siria para combatir a los grupos extremistas que operan en el territorio para derrocar al presidente, Bashar al Assad, entre ellos el Estado Islámico.